S25 - Actividad 4: reflexiones personales: un momento significativo


Más Allá de la Derrota

En el vibrante ambiente del colegio, un lugar que había sido testigo de innumerables triunfos y derrotas, se desarrolló uno de los eventos más emblemáticos de mi adolescencia: la final del torneo de microfútbol durante mi grado décimo. La cancha de asfalto del colegio, desgastada pero resistente, reflejaba el calor de la tarde mientras nosotros, un grupo unido de amigos, nos preparábamos para enfrentar no solo a nuestro rival, sino también a nuestras propias expectativas. 

La final fue un duelo reñido, lleno de idas y vueltas, donde cada jugada parecía decisiva. Con el marcador empatado al final del tiempo reglamentario, todo se redujo a una serie de penales, el clímax dramático de cualquier torneo. Dos de mis mejores amigos, fundamentales durante toda la temporada, fallaron sus tiros. El silencio se apoderó de la cancha por un momento, seguido de una explosión de júbilo del equipo contrario.

En esos instantes, la tristeza y la frustración se palpaban entre nosotros. Sentíamos que todos los esfuerzos, los entrenamientos bajo el sol y las victorias anteriores habían sido en vano porque no logramos llevarnos el trofeo a casa. Sin embargo, la perspectiva que proporciona el tiempo ha sido generosa con nosotros. 

Aunque en ese momento sentíamos que el mundo se derrumbaba, hoy, una década después, esa final se ha transformado en una fuente de risas y anécdotas entre nosotros. Nos reímos de cómo podríamos haber sido "ricos" si hubiésemos ganado aquel partido, bromeando sobre los 'millones' que perdimos por aquellos penales fallidos.

Este evento me enseñó que la vida está llena de altibajos y que el verdadero triunfo no siempre reside en levantar un trofeo, sino en lo que aprendemos y cómo crecemos con cada experiencia. La resiliencia, la capacidad de superar la decepción y de encontrar valor en los momentos más amargos, son lecciones que he llevado conmigo más allá de la cancha.

La final de microfútbol no solo me dejó recuerdos de mi juventud, sino también la certeza de que los lazos de amistad y las lecciones aprendidas son más duraderos que cualquier medalla o trofeo. A veces, perder nos enseña mucho más sobre nosotros mismos y sobre cómo enfrentar la vida que cualquier victoria fácil podría haberlo hecho.


Comentarios

Entradas populares de este blog